
“17. Siendo ya una sola
familia nuestros comerciantes serán tratados fraternalmente cuando se internen
en sus terrenos, cuidando escrupulosamente no se les saltee y robe, y cuando se
roben unos a otros, descubiertos los ladrones pagarán el duplo de lo robado, si
tuvieren con qué, y si no se castigarán con arreglo a las leyes.
18. Los Gobernadores o
Caciques desde la ratificación de estos tratados no permitirán que ningún
chileno exista en los terrenos de su dominio por convenir así al mejor
establecimiento de la paz y unión, seguridad general y particular de estos
nuevos hermanos.
19. Haciendo memoria de los
robos escandalosos que antiguamente se hacían de una y otra parte, queda desde
luego establecido, que el chileno que pase a robar a la tierra; y sea
aprendido, será castigado por el Cacique bajo cuya poder cayere; así como lo
será con arreglo a las leyes del país el natural que se pillase en robos de
este lado del Biobío, que es la línea divisoria de estos nuevos aliados
hermanos”. ( http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0001742.pdf)

En este escenario
los mapuche nuevamente se unieron a las fuerzas liberales para derrotar a los
conservadores, lo que provocó importantes daños en las pueblos recién fundados
dentro de la provincia de Arauco. En este contexto aparece la figura de Orelie
Antoine de Tounens, quién pretendió instaurar una colonia francesa-indígena,
que proclamó a este mismo como rey de la Araucanía. No obstante esta iniciativa
no perduró pues el presidente de entonces José Joaquín Pérez procedió a
aprensarlo y posteriormente fue repatriado a Francia.
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